miércoles, 16 de mayo de 2007

Grasas que matan, grasas que curan


Grasas que matan, grasas que curan

Mucha gente ni siquiera sabe que existen. Por eso este artículo sobre los importantísimos ácidos grasos esenciales (AGE). Para dar una idea de sus funciones vale citar los problemas de salud (que abordaremos en la segunda parte del informe) originados por su carencia: cáncer, próstata, colesterol, inflamaciones, cólicos menstruales, desarrollo fetal, cociente intelectual, crecimiento, obesidad, acné, eccemas, soriasis, diabetes, esclerosis múltiple, enfermedades mentales, problemas circulatorios, reuma, síndrome premenstrual, etc. Razones de peso para interesarnos en los AGE y en la calidad de las grasas que componen nuestra dieta.

Es ancestral la relación del hombre con las grasas. Somos golosos de dulces y también de grasas. La grasa es energía concentrada; para nuestros antepasados significaba supervivencia. En las épocas prehistóricas, cuando se pasaba por ciclos de comilonas y hambrunas, el deseo de comer grasa tenía su lógica, sobre todo porque disponían de ella en contadas ocasiones, por ejemplo luego de una cacería. En la actualidad, la grasa es algo de todos los días y allí radica parte de la problemática que genera en nuestra alimentación, agravada por la vida sedentaria que llevamos. Otro problema es la calidad de las grasas que ingerimos. En estas líneas tratamos de aportar información para que podamos hacer un uso racional de este importante elemento nutritivo.

Las plantas fabrican grasas a partir de los hidratos de carbono, como forma de almacenar energía solar durante mucho tiempo. Suelen hacerlo en las semillas, para que el embrión en desarrollo tenga alimento concentrado hasta que empiece a fabricar azúcar por fotosíntesis. Los animales en cambio producen sus propias grasas a partir de los hidratos de carbono, las grasas vegetales y las grasas de otros animales.

Pero las grasas no sirven únicamente para dar energía al cuerpo; también forman parte de compuestos muy complejos como las vitaminas (A, D, E, K, F y otras), son parte constitutiva del cerebro y los nervios, y dan lugar a la formación de productos esenciales para el organismo, como el colesterol, las hormonas, los elementos que modulan el mecanismo de la inflamación y otros que veremos luego.

Las grasas están formadas por eslabones llamados ácidos grasos, que son moléculas compuestas por una cadena de átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno. Estas estructuras algo lineales, presentan un extremo ácido (de allí su nombre) y se diferencian entre sí por el grado de saturación del hidrógeno. Si bien existen muchos tipos de ácidos grasos, básicamente se dividen en dos grupos: saturados e insaturados. Estos términos aluden a la estructura química de los ácidos grasos.

El término saturado se aplica cuando todos los enlaces de carbono de la cadena molecular (como manitos que intentan ligarse) están ocupados (o saturados) por átomos de hidrógeno. Este tipo de ácido graso es abundante en las grasas animales y tiene la característica de solidificar a temperatura ambiente. No resulta esencial para nuestro organismo y por el contrario, su acumulación o exceso resulta nocivo para la salud. Daña el sistema cardiovascular, provoca nefastas acumulaciones en el hígado, intoxica el cuerpo, genera hipertensión, etc.

Veamos ahora el término insaturado. Cuando dos átomos de carbono hacen un enlace doble entre sí, prescindiendo del hidrógeno, estamos en presencia de un ácido monoinsaturado. Es el caso del ácido oleico, abundante en aceites vegetales como el de oliva, donde representa más del 80% de su composición. Aunque importante, este ácido tampoco resulta esencial, pues el organismo de los mamíferos es capaz de producirlo. La gran presencia de ácido oleico en la leche materna es un buen ejemplo de esto.

Para hablar de ácidos grasos esenciales (es decir que el organismo no puede producir) debemos llegar a las moléculas con dos enlaces dobles, que nuestra condición de mamíferos nos impide sintetizar y de allí la denominación de esencial. Se trata de los ácidos grasos poliinsaturados. Dependiendo cual es el primer átomo de carbono con enlace doble, los científicos hablan de la familia de ácidos grasos omega 3 (linolénico) u omega 6 (linoleico). La letra griega omega hace referencia a la ubicación de dicho primer enlace doble: en el tercer átomo de carbono (omega 3) o en el sexto (omega 6).

Los ácidos linolénico y linoleico son los llamados cabeza de fila de las familias omega 3 y omega 6 respectivamente. A partir de su presencia en el alimento, nuestro organismo (y en particular el hígado) es capaz de producir sus derivados, cuyas funciones son variadas y fundamentales en el equilibrio corpóreo.

Pese a que hay excepciones a la regla, podemos ya establecer una sencilla identificación visual entre grasas (saturadas, sólidas a temperatura ambiente, y prevalentemente de origen animal) y aceites (insaturados, líquidos y generalmente de origen vegetal).


GRASAS QUE MATAN I


Las grasas de origen animal son la principal fuente de grasa saturada en nuestra dieta moderna y por ello responsables de peligrosos problemas de salud. Una prueba importante es la experiencia europea en la Segunda Guerra Mundial. Durante ese período y a causa de la escasez de carne, huevos y lácteos, en el continente disminuyó el índice de muertes por enfermedad coronaria. Acabada la guerra y normalizado el consumo de estos alimentos, las muertes por enfermedad coronaria volvieron a los índices de preguerra.

Está demostrado que las grasas saturadas favorecen la arteriosclerosis (depósito de colesterol en las arterias). En occidente este trastorno se ve como algo normal y relacionado con la edad, algo que no es así. La arteriosclerosis es una enfermedad del estilo de vida, dependiente del consumo regular de alimentos ricos en grasas saturadas. Las autopsias practicadas a los jóvenes soldados americanos muertos en Vietnam revelaron que la mayoría tenía (a los 18-19 años) depósitos de colesterol en las arterias. Contrariamente, los jóvenes vietnamitas -con dieta básicamente vegetariana- mostraban arterias limpias.


GRASAS QUE MATAN II

Al problema del alto consumo de grasas de origen animal, los occidentales hemos adicionado otro, mucho más grave aún. Nos referimos a las grasas hidrogenadas, desgraciadamente tan de moda y omnipresentes en las etiquetas de los productos elaborados industrialmente. Este "descubrimiento" industrial del siglo XX (ya en épocas de Napoleón se producía un reemplazo barato de la manteca usando grasas animales saturadas) data de la Segunda Guerra Mundial, cuando la escasez de manteca obligó a buscar un sustituto: la margarina.

La margarina se obtiene a partir de un aceite líquido poliinsaturado (fundamentalmente de soja), el cual se lleva a temperaturas de entre 210 y 270ºC, y se le sopla gas de hidrógeno. Con el auxilio de un catalizador (níquel o cobre), se logra solidificar el aceite (se lo satura), obteniéndose un polímero con estructura similar al plástico.

Al inicio se la utilizó como salida a la escasez, pero luego se encontró la veta comercial. En primera instancia promocionándola con el auxilio de la clase médica para combatir las enfermedades coronarias; cosa totalmente falsa, ya que las grasas hidrogenadas, siendo saturadas, aumentan el nivel de colesterol. O sea que saturando aceites vegetales, se introducen en el mercado más y peores grasas saturadas, cuyo uso se sugiere reducir. Un evidente contrasentido!!!

Luego vino el empleo masificado de los aceites vegetales hidrogenados en la industria alimentaria, por la simple razón de su menor costo, mayor practicidad (se logran texturas a voluntad), y sobre todo superior conservación de estos compuestos molecularmente saturados y estables (gran resistencia al enranciamiento). Hoy en día, desde las panaderías hasta las grandes multinacionales alimenticias, pasando por las industrias lácteas (que así elevan el tenor graso de la leche); todos hacen uso de los hidrogenados. Incluso productos que se dicen naturales promueven la presencia de "aceites vegetales sin colesterol" entre sus ingredientes, en lugar de grasas animales. Pero se olvidan de "contarnos" lo más importante: qué sucede con la estructura molecular de estos ácidos grasos industrializados.

Como resultado de la hidrogenación, la estructura molecular pasa de una configuración natural en forma de curva (llamada cis) a una innatural de forma escalonada (llamada trans). Mientras que el organismo necesita ácidos grasos cis para construir las membranas celulares y las hormonas, los ácidos trans no existen en la naturaleza. Como dice en su libro el Dr. John Tobe: "La margarina es un compuesto químico que no se disuelve ni siquiera cuando lo fregamos entre los dedos. Imaginen lo que sucede con estas partículas de consistencia similar al plástico, una vez que entran en nuestro cuerpo!!!"

Estudios recientes sobre los ácidos grasos trans indican que producen: infiltración de grasa en el hígado, esclerosis de la aorta, incremento del colesterol "malo" (LDL), mayor riesgo de infarto, hipercolesterolemia, candidiasis, arteriosclerosis y trastornos en la estructura celular, predisponiendo el organismo a la enfermedad, al envejecimiento acelerado y a la muerte prematura.

En Europa hace varios años que los entes reguladores exigen que los fabricantes consignen en las etiquetas la presencia de aceites hidrogenados. En Estados Unidos la FDA recomendó en 1999 medidas en el mismo sentido luego de fuertes presiones de asociaciones de consumidores, al conocerse estudios que hablaban de 500.000 fallecimientos anuales a causa de enfermedades causadas por el consumo de ácidos grasos trans. Un motivo más que suficiente para perder unos segundos y fijarse en las etiquetas a fin de detectar la presencia de estos, aparentemente inofensivos, aceites vegetales hidrogenados o parcialmente hidrogenados.


GRASAS QUE MATAN III


Hasta aquí parecería todo muy simple para cuidar la salud: bastaría evitar grasas animales e hidrogenadas, y todo quedaría resuelto. Pero aparece el tema del tratamiento industrial de los aceites vegetales, creando otro gran problema para el pobre consumidor. En la actualidad, la fuente principal de provisión de aceites vegetales son las góndolas de supermercados. Conociendo los procesos industriales de extracción y refinación de los aceites (que comenzaron a realizarse a inicios del siglo XX), comprenderemos la magnitud del problema.

Dado que cada tipo de semilla tiene un proceso industrial distinto y que el ámbito de este artículo nos impide entrar en detalles técnicos, invitamos a los interesados en profundizar el tema, consultar la obra del Dr. Jaime Scolnik "La mesa del vegetariano", donde analiza pormenorizadamente el sistema extractivo industrial de cada de aceite. Aquí nos limitaremos a los aspectos básicos generales que afectan la calidad nutricional de los aceites.

Las semillas oleaginosas (girasol, maíz, lino, algodón, maní, uva, etc.) entregan aceite a través de un proceso de compresión mecánica. Según la calidad de la prensa, si el proceso se realiza en frío, se puede extraer entre el 9 y el 18% del aceite contenido. Pero como estos valores resultan comercialmente insatisfactorios, las grandes industrias utilizan temperatura, calentando las semillas previo al prensado, hasta llegar a valores de entre 80 y 100ºC. El aceite remanente aún contenido en la semilla, se extrae en un segundo proceso con ayuda de un solvente derivado del petróleo (el hexano), haciéndose hervir la mezcla. Lo obtenido se somete luego a temperaturas del orden de los 150ºC a fin de separar el solvente por evaporación, proceso que nunca alcanza el 100% de eficiencia y que por tanto deja residuos tóxicos. Según el tipo de semilla tratada, en todos estos procesos se utilizan tratamientos con soda cáustica y/o ácido sulfúrico para corregir la acidez y neutralizar el aceite.

Así se llega al aceite "crudo", que requiere ulteriores procesos de refinación para poder ser envasado. En el proceso de neutralizado se utiliza hidróxido de sodio, donde la combinación con ácidos grasos libres permite la separación del jabón producido. Con el jabón se van minerales y valiosos fosfolípidos. Luego se realiza un proceso de desengomado que remueve más fosfolípidos, incluyendo la lecitina y minerales como el hierro, el cobre, el calcio y el magnesio.

Posteriormente viene el blanqueado, proceso que se realiza al vacío a temperaturas del orden de los 95/110ºC, con el auxilio de decolorantes (como el hidrosilicato de aluminio), donde se eliminan los pigmentos de clorofila, xantofila y betacaroteno. Finalmente se llega a la desodorización, proceso que exige temperaturas de entre 180 y 270ºC en atmósfera controlada. Se hace para retirar malos sabores y olores del aceite, productos del mismo proceso industrial, ya que no estaban presentes en la semilla. Con los sabores y olores, se eliminan los aceites aromáticos y los restantes ácidos grasos libres sobrevivientes.

A esta altura el lector, aunque no tenga conocimientos técnicos, puede imaginar lo que queda en ese líquido transparente, insaboro e inodoro que vemos en los envases transparentes de las góndolas, muchas veces ostentosamente presentado como el resultado de "cinco procesos de refinación", pero sin valor nutritivo, tóxico y que en ciertos casos requiere antioxidantes artificiales para impedir que se vuelva rancio.

A partir de los 110ºC los ácidos grasos comienzan a alterarse químicamente. Por sobre los 150ºC las grasas insaturadas se vuelven mutagénicas, es decir peligrosas para nuestros genes, y cancerígenas. Por encima de los 160ºC se forman los ácidos grasos trans. Esto ocurre cuando se ha producido una transconfiguración del aceite y las moléculas de hidrógeno se han movido de lugar. En nuestro cuerpo actúan como una grasa saturada, son tóxicas, crean radicales libres, son mutagénicas y cancerígenas.

Las industrias no nos dicen que parte del aceite que nos venden está en configuración trans y tampoco nos advierten de sus peligros. Muchos investigadores creen que esta es una de las causas primarias de los grandes retos de la era moderna: el cáncer y las enfermedades del corazón.


GRASAS QUE CURAN: LOS AGE (ACIDOS GRASOS)

La noción de ácidos grados esenciales apareció recién en 1929 y sólo en la década del 80 se comenzaron a dilucidar sus funciones específicas, muchas de las cuales aún son desconocidas. Antes de ser descubiertos por la ciencia, las civilizaciones ancestrales hacían uso privilegiado e intuitivo de estos ácidos poliinsaturados de cadena larga. A través de vegetales verdes, pescados (el famoso aceite de hígado de bacalao), semillas y algas (la espirulina de los mayas), nuestros antepasados aseguraban su presencia en la dieta.

Para que los AGE puedan cumplir sus importantes funciones en el organismo, deben sufrir varias transformaciones, sobre todo a nivel hepático. Estas reacciones (desaturación y elongación de la cadena de carbono) son muy frágiles en el organismo humano y dependen de la presencia de enzimas (elementos muy sensibles a la temperatura). Además son inhibidas por las hormonas que secretamos bajo estrés, y son bloqueadas por el alcohol, la sacarosa (azúcar blanca), ciertos virus, radiaciones, ácidos grasos saturados y ácidos grasos insaturados producidos artificialmente en el proceso de refinación de los aceites. En cambio estas reacciones son favorecidas por la presencia de ciertos agentes como el zinc, las vitaminas B6 y C, el calcio y el magnesio.

Una vez transformados, los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga quedan listos para constituir moléculas complejas, que resultan ser materiales de construcción, sobre todo del sistema nervioso, el cerebro y las membranas celulares en general. Antes se pensaba solamente en las proteínas como elementos constructivos de los tejidos, concepto totalmente erróneo según podemos apreciar.

Hoy en día comienza a comprenderse la importancia de los ácidos grasos en la formación de las membranas celulares, que aseguran los intercambios entre el interior de la célula y su entorno. Cuanto más flexibles y elásticas necesitan ser las membranas, mayor es el requerimiento de ácidos grasos muy insaturados y de cadena larga. Es el caso de las paredes elásticas de las arterias o las células nerviosas mensajeras de señales ultrarrápidas (ricas en ácidos omega 3). El récord lo aportan las células sensibles de la retina, constituidas en un 60% por un ácido poliinsaturado (DHA).

Simplificando, podemos decir que la calidad de una membrana celular depende de la calidad de los ácidos grasos que la componen. Una carencia o un desequilibrio entre las dos familias de ácidos grasos esenciales, e incluso una deficiencia en el proceso de transformación, son factores que influyen negativamente en el conjunto del organismo y particularmente en órganos cuyas necesidades de ácidos grasos son prioritarias; el caso del cerebro, las arterias y el sistema nervioso.


LA MODERNA ALIMENTACION

En el siglo XX, el hombre cambió de una manera drástica y radical el modo de alimentarse, en contraste con un proceso evolutivo de miles de años. Los sistemas industriales de producir alimentos crearon una artificialización sin precedentes en la historia de la humanidad y de los mamíferos en particular. Este desborde de tecnología no respetó ningún sector de la producción: agricultura, ganadería y procesos industriales.

La agricultura "sufrió" la Revolución Verde iniciada luego de la 2ª Guerra Mundial. La industria petroquímica vio en este sector un mercado alternativo al bélico y con la promesa de "acabar con el hambre en el mundo" se dedicó a fomentar el uso indiscriminado de fertilizantes, insecticidas y herbicidas sintéticos. Más allá de los graves problemas de contaminación ambiental, nos ocupa aquí el empobrecimiento nutricional de cereales, legumbres y hortalizas producidos bajo este concepto. Los monocultivos consumen en pocas campañas las vitales reservas de microminerales (como por ejemplo el zinc) en el suelo. Los vegetales allí cultivados, además de sufrir carencias que debilitan su propia condición, transfieren esas carencias al ser humano que se nutre de ellos.

En la ganadería sucede algo similar. El creciente consumo de proteínas animales -algo no visto anteriormente en la civilización a causa del menor poder adquisitivo- se ha hecho a expensas de carne producida industrialmente, con animales sobrealimentados, hormonados y que no realizan ningún esfuerzo muscular (en el caso de los bovinos se trata de machos castrados). Esta carne tiene pocos puntos en común con la carne que consumían nuestros antepasados cazadores.

La carne de caza es rica en ácidos grasos poliinsaturados, mientras que la carne de animales criados industrialmente tiene alto contenido de ácidos grasos saturados y es muy pobre en insaturados. En el caso del cerdo las diferencias son muy sensibles: los insaturados están casi ausentes si el animal ha sido criado industrialmente, mientras que son relativamente abundantes si el animal ha sido nutrido con los variados alimentos tradicionales que antes disponía el ganado.

Por último se dan los nefastos aportes de la "nueva" industria nacida en base a la producción de alimentos envasados y de larga conservación. En pocas décadas -frente a siglos de evolución- el hombre occidental pasó de alimentos artesanales y caseros, a una nutrición basada en las góndolas de supermercados. Allí aparecen los nefastos procesos de refinación, blanqueado, oxidación, hidrogenación y aditivación, que se hacen necesarios para disponer de artificiales estándares cualitativos y largos períodos de conservación, exigencias propias del marketing alimentario. Por un lado se empobrece aún más el contenido de nutrientes originales del alimento primario y por otro se lo sobrecarga de sustancias tóxicas y dañosas para la salud.

Hasta inicios del siglo XX, la alimentación humana no incluía más que ácidos grasos insaturados de forma cis (buenos). Hoy en día se estima que muchos occidentales incorporan más del 10% de su ración energética bajo forma de ácidos grasos trans (malos). En los procesos de desaturación y elongación, estos ácidos trans se comportan como agentes bloqueantes o sea como "antiácidos grasos esenciales".

Hay ejemplos que muestran los perjuicios de la alimentación refinada. En Africa oriental hay poblaciones que siempre han sido vegetarianas y ahora muestran una alta incidencia de cálculos biliares, sin que aparentemente haya cambiado el modo de alimentarse y esto puede resultar raro, sabiendo que los vegetales protegen contra dichos cálculos. La novedad es que ahora los alimentos son tomados de los negocios y proceden de la industria refinadora.

Durante la 2ª Guerra Mundial, los noruegos debieron renunciar a los aceites refinados y aumentaron en un 50% el aporte de ácidos omega 3 por medio del consumo de pescados. Esto coincidió con un descenso del 40% en enfermedades cardiovasculares, esquizofrenia y cáncer.


¿QUE HACER ENTONCES?

Ante todo ser sobrios y atentos al tipo de grasa que ingerimos. Evitar las saturadas, sean naturales de origen animal o vegetales artificialmente saturadas. Por lo visto, en pequeña escala es mejor un poco de manteca de buena calidad antes que margarina. Evitar los productos elaborados con aceites hidrogenados, lo cual nos deja muy poca elección en las estanterías de panaderías y supermercados.

Pero no hay que desesperar. La naturaleza tiene sus fuentes ricas y nutritivas de ácidos grasos. Comenzando por las semillas y frutas oleosas (lino, chia, girasol, sésamo, aceituna, soja, nuez, almendra, maní, pistacho, castaña, palta, etc.). Consumiendo algunas semillas diarias obtendremos la cuota necesaria de AGE para nuestro organismo. Por otra parte, existen pequeños emprendimientos artesanales que prensan en frío estas semillas, para obtener aceites totalmente libres de los dañosos procesos de la refinación industrial.

Respecto a la palta, vale la pena aclarar un común error de la gente, que la considera "generadora de colesterol". La palta tiene un 25% de lípidos constituidos por ácidos oleico y linoleico, muy digestibles y químicamente similares al aceite de oliva. De allí su efecto hipolipemiante, o sea que baja el nivel de colesterol en la sangre. Pisando su pulpa se obtiene un sustituto ideal a la manteca, que puede saborizarse con sal, limón y especias.


LAS FUENTES DE OMEGA 3

El ácido linolénico (cabeza de fila de los omega 3) es el más difícil de obtener y el más carente en nuestra dieta. La FDA de Estados Unidos afirma que el 95% de la población presenta carencias de omega 3. Las fuentes más importantes son los pescados de agua fría y las semilla de lino (linum usitatissimum) y chia (salvia hispánica). También podemos encontrarlo en ciertos vegetales de hoja verde (el caso de la verdolaga, la hoja verde con mayor concentración), en algas de agua dulce (la espirulina), en semillas (nuez, soja, aceituna o zapallo) y en el germen de trigo.

En razón de la contaminación de los mares (sobre todo los de aguas frías) y la consecuente absorción de sustancias tóxicas (metales pesados y contaminantes persistentes) en el cuerpo graso de los peces, nos quedan los vegetales (siempre que provengan de cultivo biológico) como la fuente de omega 3 más confiable. En este sentido las mayores concentraciones se advierten en las semillas de lino y chia.


CHIA: OTRA RICA HERENCIA DE LOS MAYAS

Pese a la devastadora "conquista" española (recordemos la quema de cultivos por ser granos sagrados para los indígenas), hemos recibido de los mayas preciosos tesoros nutricionales. Luego del amaranto y las algas espirulina, ahora la moderna investigación científica ha "redescubierto" a las semillas de chia como la fuente vegetal con más alta concentración de omega 3. La semilla posee un 32-39% de aceite, del cual el ácido linolénico representa un 60-63%. Para los mayas la chia era uno de los cuatro cultivos básicos destinados a su alimentación, junto al maíz, el poroto y el amaranto. De allí que la ofrendaban a los dioses en agradecimiento por las cosechas.

Además del nivel cuantitativo de omega 3, la chia posee algunas ventajas con respecto al lino, la otra fuente vegetal rica en este tipo de AGE. En primer lugar tiene un alto contenido de antioxidantes, los cuales, además de resultar un saludable aporte dietario, mejoran la conservación del aceite. Por otra parte no posee principios antinutricionales y esto la hace más confiable como fuente alimentaria, algo demostrado por los mayas en su extendida utilización. A estas conclusiones arribaron los investigadores de la Universidad de Arizona, en Estados Unidos.

La chia puede utilizarse a través del aceite de sus semillas, obviamente cultivadas en forma orgánica, prensadas en frío y sin proceso alguno de refinado. Dado su alto contenido de omega 3, basta con ingerir apenas un gramo de aceite (una cucharadita de café) en crudo (servir en el plato para evitar desperdicio), a fin de cubrir las necesidades diarias de ácido linolénico.

Aún parcialmente desprovista de su valioso aceite, la semilla de chia continua sorprendiendo y de allí su uso como harina. Es altamente proteica (contiene más de un 20% de su peso), tratándose de una proteína muy completa por la composición en aminoácidos, al no tener factores limitantes (ausencia de aminoácidos esenciales) como otras semillas.

Otras virtudes de esta pequeña semilla son el alto contenido de flavonoides (antioxidantes que nos protegen de tumores, afecciones cardiovasculares y radicales libres), vitamina B, calcio, fósforo, potasio, zinc y fibra soluble (mucílagos). Esto la hace ideal para adicionar a productos de panificación y a un sinnúmero de preparaciones culinarias. Los requerimientos diarios de omega 3 se cubren con apenas cuatro gramos de harina.


LAS FUENTES DE OMEGA 6


En el caso del ácido linoleico, las carencias no suelen ser tan graves a nivel cuantitativo, pero si lo son a nivel cualitativo. A nivel de vegetales está presente en las semillas de girasol, maíz, soja, zapallo, sésamo, nuez, maní; en las aceitunas, el germen de trigo, la palta, la espirulina, etc. También se encuentra en carnes animales, debiendo preferirse en estos casos los de origen salvaje, a fin de evitar los nocivos efectos de la cría industrial.


BIBLIOGRAFIA


. La salud y los ácidos grasos esenciales - Michel Odent - 1991 Ediciones Urano

. Salven su cuerpo!!! - Catherine Kousmine - 1992 T. Nuove

. Grasas y salud - S. Barrio Healey - 2002 Lima, Perú

. Las grasas y la salud - Joseph Lluis Berdonces - 1988 Integral

. Aspectos nutricionales y funcionales de los Acidos Grasos Trans - Edgard Hernandez - 1999 Santiago de Chile

. Tratado de fitomedicina - Jorge Alonso - 1998 Isis Ed

. Enciclopedia de las plantas medicinales - Jorge Pamplona Roger - 1996 Editorial Safeliz

. Grasas sanas - Salud alternativa - 2001 XYZ Editora

. En forma por la vida - Harvey y Marilyn Diamond - 1988 Sperling & Kupfer Editori

. Semillas de chia: fuente natural de omega 3 y antioxidantes - Universidad de Arizona

. A toda salud - Harvey y Marilin Diamond - 1989 Sperling & Kupfer Editori

. Sistema inmunodefensivo - Silvana Ridner - 2000 Edición propia

. El hígado - Silvana Ridner - 2001 Edición propia

. Grasas, las malas de la película - Varios - 1993 Integral

. Salud y medicina natural - Andrew Weil - 1998 Ediciones Urano

. Manual de nutrición familiar - Patrick Holford - 1990 T. Nuove

. Los vitanutrientes - Robert Atkins - 1999 Grijalbo

. Las grasas mas sanas - Francesc Fossas - 2001 Integral

. Materias grasas poliinsaturadas - P.Robert/V.Gattas - 1999 Santiago de Chile

. Hierbas y plantas curativas - Jorge Fernandez Chiti - 1999 Ediciones Condorhuasi

. El manual de cocina natural - C. Aubert - 1992 Ed. Red

. Guía para la correcta utilización de vitaminas y minerales en la nutrición - M.Pandiani/D.Watts - 1991 Tecniche Nuove

. La gran guía de los alimentos - Univ. Liebig Alemania - 1989 Integral

. La alimentación natural - N. Valerio - 1992 Mondadori

. La mesa del vegetariano - Dr. J. Scolnik - 1992 Lidiun

. La cocina de la salud - Dr. Victor Bianco - Edición propia.

martes, 15 de mayo de 2007

Como se utiliza la semilla de Chia ?

Envase de 800 grs.
Envase de 350 grs.




Medida de 5 grs.(dósis diaria recomendada)



Se Mezcla en un vaso











Puede ser consumida con leche, yogurt, agua, o lo que mas gustes




La dejas reposar durante 15 a 20 minutos, y luego la puedes consumir directamente, o la puedes mezclar con el cereal de tu gusto.

viernes, 11 de mayo de 2007

Requerimientos Diarios de Omega-3

El consumo de 5 grs diarios de CHIA cubre los requerimientos de Acidos Grasos Omega-3 recomendada por organizaciones de Nutricion como la Organizacion mundial de la Salud (2002), la Fundación Británica de Nutrición (1999), y el Departamento de Salud y Bienestar de Canadá (1999), con efectos favorables sobre el Colesterol Total, LDH, HDL, y Triglicéridos, en seres humanos.

En Pacientes sin enfermedad Cardíaca coronaria documentada, se recomienda ingerir 5 grs totales de Omega-3 diariamente.

En Pacientes con enfermedad Cardíaca coronaria documentada, se recomienda ingeris de 5 a 10 grs totales de omega-3 diariamente.

En pacientes con Hipertrigliceridemia, se, recomienda ingerir de 10 a 20 grs.totales de Omega-3 diariamente.

(fuente: Naturalia)

jueves, 10 de mayo de 2007

¿Que es la Chia?
La semilla es oriunda de México, existe desde el año 2500 A.C. y era la planta sagrada de los Mayas y Aztecas. Sus cultivos fueron destruidos por los conquistadores Españoles por considerarla una planta sacrílega. Reaparece 1990 con gran demanda a nivel mundial, gracias a los estudios médicos científicos de sus grandes propiedades para la salud humana.
La evidencia sugiere que los ácidos grasos omega-3 (CHIA) juegan un rol importante en la función de la membrana celular. Una ingesta óptima de estos ácidos grasos, trae consigo múltiples beneficios que incluye LA REDUCCION DEL RIESGO CARDIOVASCULAR, PREVENCION DE ENFERMEDADES DEL SISTEMA NERVIOSO Y DISMINUCION DE LA SINTOMATOLOGÍA DE ENFERMEDADES INFLAMATORIAS COMO LA ARTRITIS REUMATOIDE.


¿Por qué la CHIA y sus beneficios no son conocidos ?
Lo anterior está reflejado en una entrevista al Dr. Francisco José García Muriana, Jefe del Departamento de Caracterizacion y Calidad de los alimentos del Instituto de la Grasa, organismo perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas y uno de los investigadores Españoles mas importantes en este campo a raíz de los fantásticos resultados de estudio sobre los Omega-3 que dio a conocer la Universidad de Pittsburg y el Cancer Research UK Paterson Institute de la Universidad de Manchester y que el Dr. Muriana al final de la entrevista refleja en una frase "CIERTAMENTE LAS DESIGUALDADES ENTRE LA FARMACOLOGÍA Y NUTRICION NO PERMITEN SOSLAYAR LOS INTERESES DE LAS GRANDES INDUSTRIAS FARMACÉUTICAS"...

La CHIA no tiene contraindicaciones, es recomendada para las embarazadas para ayudar a la formacion del cerebro y retina del feto.



Modo de Consumo

Remojar la semilla de CHIA 20 minutos en un vaso con agua, yogurt, leche, jugos ( lo que mas guste) hasta la mitad y consumir directamente, incluso en el té, café, aliños ensaladas o postres. Como Ud. lo quiera. La CHIA no tiene olor ni sabor, por lo que no altera los alimentos. Preparada dura refrigerada hasta 30 dias

Dósis diaria

Salud Normal 5 grs/(1 medida)
Mejorar Salud 15 a 25 grs/dia (3 a 5 medidas)


Sin Gluten, sin Potasio, sin Colesterol, no tiene contraindicaciones cancerígenas como la Linaza




Beneficios del Omega-3 comprobados para la Salud


  1. Acné
  2. Agresión, comportamiento antisocial
  3. Alto nivel de triglicéridos
  4. Angina inestable
  5. Artritis
  6. Artritis reumatoide
  7. Asma
  8. Ataques al Corazón
  9. Aterosclerosis
  10. Autismo
  11. Cancer cervical
  12. Cancer de mama
  13. Cancer de próstata
  14. Cancer e hígado graso
  15. Coagulos de Sangre-antitrombóticos
  16. Cociente de inteligencia bajo
  17. Colesterol HDL bajo
  18. Con Aspirina, mejor control de inflamacion
  19. Declinacion mental
  20. Degeneración muscular, daño a la retina, ceguera
  21. Demencia
  22. Depresion
  23. Depresion postparto
  24. Desequilibrios del colesterol
  25. Desorden bipolar
  26. Diabetes tipo 2
  27. Disfuncion congnitiva
  28. Desordel de déficit de atención- ADD y ADHD
  29. Disfunción Endotelia
  30. Enfermadad de Alzheimer
  31. Enfermadades varias de animales
  32. Envejecimiento acelerado
  33. Gota
  34. Hipertensión
  35. Inflamación general (indicador muy importante del envejecimiento)
  36. Lupus
  37. Mal genio del niño
  38. Mala concentracion
  39. Mala memoria
  40. Mala visión
  41. Malas articulaciones
  42. Metástasis de cancer
  43. Muerte repentina- arritmia
  44. Nacimientos prematuros
  45. Osteoporosis
  46. Quemaduras de sol, Cancer a la piel
  47. Repetición de ataques al Corazón
  48. resfriados, gripes
  49. Restenosis de angioplastía y de cirugía abierta del corazón
  50. Síndrome del ojo seco
  51. Soriasis
  52. Subdesarrollo cerebral del neonato
  53. Tensión arterial alta
  54. Todos los cánceres
  55. Uñas, pelo, y piel

LA MAYOR FUENTE NATURAL DE OMEGA-3